El motor de nuestras emociones
🕔 14 de Abril de 2017La dupla de Lucas y Mariano ganó el concurso de innovación en marketing del que participaron equipos de todo el mundo en una empresa alimenticia. Lucas, que esperaba una ovación de sus colegas y la confirmación de su traslado a las oficinas de México, se sintió frustrado al ver que sólo dos o tres lo felicitaran y que su jefe parecía no darle mayor importancia que la de un "proyectito interno". Mariano quedó satisfecho. El tema de su proyecto lo apasionaba y, apenas se enteró del reconocimiento, pensó en cómo escalarlo hacia un producto que saliera al mercado. Describió su experiencia en el blog corporativo invitando a que todos los que tuvieran ganas de explorar una pasión lo hicieran a través del concurso que a él le había cambiado sus últimos seis meses de trabajo.
No todos tenemos las mismas motivaciones. No hay buenas o malas, pero su origen marcan la manera en la que experimentamos alcanzar nuestras metas. El origen de nuestras motivaciones es una de las ideas que explora en su libro Drive el experto en comportamiento Daniel Pink. Para hacerlo introduce los conceptos de personas Tipo X, con motivaciones extrínsecas, y Tipo I, de motivaciones intrínsecas. Las personas con motivaciones tipo X son movidas más por las recompensas externas que por la satisfacción inherente a lo que hacen. En el opuesto, las personas del tipo I se mueven y motivan por un propósito, un deseo de trascendencia o de hacer algo que valga la pena.
Las motivaciones extrínsecas no dependen de nosotros y esto presenta varios problemas. Pink utiliza la idea del hombre corriendo la zanahoria atada en la punta de un palo y dice que apostar a las motivaciones extrínsecas termina apagando las motivaciones internas, disminuye nuestra performance, destroza la creatividad, puede tentar malas conductas y atajos poco éticos, volverse adictivas y generar un pensamiento cortoplacista.
Y ninguno de nosotros es ciento por ciento sólo de uno de estos modos, pero si nos ponemos a analizar a nuestro alrededor y nuestros propios casos, no es difícil encontrar patrones para ponernos de un lado o del otro. Esto no significa que los tipo X nieguen la satisfacción inherente de eso que hacen, o que el tipo I niegue los beneficios que vienen del exterior. Pero para el tipo X la mayor recompensa es la externa y la satisfacción íntima es bienvenida, pero secundaria, y para el tipo I el principal motivador es la libertad, el desafío, el propósito que subyace en la tarea, y los premios son celebrados, pero sólo como un bonus.
Tipo I se hace, no se nace. Esta motivación surge de las circunstancias, del contexto y de la experiencia. Algunas de sus características, según Pink:
En el largo plazo rinde más. Alcanza más y mejores metas que el tipo X motivado por los premios externos, aunque no es siempre así en el corto plazo. Un foco fuerte en premios externos puede dar resultados consistentes y rápidos, pero es difícil de sostener. La gente más exitosa no es la que está persiguiendo las nociones típicas de éxito. Trabajan duro, persistiendo ante las dificultades y en una búsqueda de resultados que duren en el tiempo.
El valor del dinero y el reconocimiento importa, pero no es el fin. Tanto a las personas tipo X como tipo I les interesa ganar dinero por su trabajo. Lo mismo ocurre con el reconocimiento. A los tipos I les gusta ser reconocidos, porque es un tipo de feedback, pero para los X es un fin en si mismo. Lo hacen para recibir la palmada en la espalda, en casa, con los amigos, en el trabajo.
Fuente renovable de energías y bienestar. Abundan los estudios científicos que sostienen que las personas orientadas a mayor autonomía y propósito tienen más autoestima, mejores relaciones interpersonales y bienestar personal que los tipo X. Las motivaciones del tipo I suelen estar ligadas a algo que nos trasciende, pero se las subestima por "blanditas" o idealistas, pero la ciencia dice lo contrario. En épocas de súper avance tecnológico, el propósito, la pasión y motivación son un diferencial que puede marcar nuestro "éxito" como personas.
Fuente: www.lanacion.com / Matina Rua