Pesca descontrolada de tiburones argentinos

🕔 15 de Enero de 2017

 

Un estudio del Conicet encontró que algunas especies disminuyeron entre un 60 y 90% en 30 años. Apareció un ejemplar muerto en Playa Grande.

Esta semana marplatenses y turistas fueron soprendidos por la aparición de un tiburón con una soga al cuello, sin vida, en Playa Grande. Hace dos meses se había registrado un episodio similar, pero en la escollera Norte. Estos hallazgos son una pequeña muestra de un delicado fenómeno ecológico que un equipo de científicos del Conicet está documentando en detalle: la población de tiburones que habitan el mar Argentino viene descendiendo abruptamente. Y en algunas especies la disminución ya alcanza niveles críticos.

“Nos llevó casi tres años de trabajo completar el primer estudio abarcativo del cual pudimos extrapolar datos sobre lo que está pasando con la población de cuatro especies de tiburones que se encuentra en el mar Argentino”, le explicó a PERFIL Alejo Irigoyen, investigador del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (Cesimar), un instituto que depende del Conicet-Cenpat. Y las cifras que obtuvieron son más que preocupantes.

“Todo indica que en los últimos treinta años, la población de cuatro especies comunes de tiburón –el escalandrún, el cazón, el bacota y el gatopardo– disminuyeron en nada menos que un 90%, un 80%, un 70% y un 60% respectivamente”.

Para poder llegar a esas cifras, Irigoyen, junto a Gastón Trobbiani, otro investigador del Cenpat, entrevistaron a lo largo de tres años a una treintena de reconocidos guías de pesca, que acumulan una experiencia de décadas en esta materia, y que efectúan salidas regulares desde poblaciones costeras, de San Clemente del Tuyú hasta Rawson.

“Esas cifras de caída de ejemplares son preocupantes”, le dijo PERFIL la doctora Ana Massa, responsable del Programa de Pesquerías de Condrictios (clase que incluye a los tiburones) en el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), en Mar del Plata. Y detalló que los tiburones cumplen un rol de “predadores tope” en el ecosistema marino y son fundamentales para mantener su equilibrio. “Diversos estudios han demostrado que la de-saparición de una especie de tiburón puede cambiar drásticamente la diversidad biológica de una zona y permitir, por ejemplo, que aparezcan especies exóticas o invasoras”.

Por otra parte, la severa declinación de estas especies, sobre cuya etología, migración y comportamientos locales se conoce poco, no sólo genera problemas ecológicos. “Además de valor ambiental, sabemos que los tiburones también tienen valor comercial, especialmente para muchos pescadores artesanales”, remarcó Irigoyen.

Explotación. ¿Cuáles son las causas detrás de esta abrupta caída de las poblaciones de tiburones? “Básicamente pensamos que está relacionado con la sobrepesca. De hecho, muchos de los pescadores que entrevistamos para el estudio, recordaban que en la década del 80 y parte de los 90 hubo una fuerte sobreexplotación de estos recursos”, destacó el experto del Conicet.

Por otra parte, los condrictios –que además de tiburones incluye a las rayas y quimeras– son especies de crecimiento lento y muy baja tasa de reproducción”, detalló Massa. Una hembra de escalandrún puede tardar hasta veinte años en alcanzar edad reproductiva. Y desde ese momento tener un par de crías cada dos años”.

¿Cómo revertir este desastre ecológico en ciernes? “Por medio de medidas de conservación que se establezcan usando procesos participativos y llegando a un consenso con los actores del sector pesquero. Es la única manera en que podemos tener éxito”, opinó Irigoyen. Y Massa agregó que hay varias medidas, como por ejemplo “ir actualizando las aéreas de vedas y concientizar a los pescadores sobre ciertas prácticas de pesca para volverla una actividad sustentable, por ejemplo haciendo la devolución al mar de ejemplares de cierto tamaño”.

“No hay registro de ataques mortales”

Según afirmó la doctora Ana Massa, del Inidep, el famoso clásico del cine que filmó Steven Spielberg en 1975, Tiburón, generó muchos prejuicios infundados en varias generaciones. “Pero realmente no está basada en datos reales sobre la etología de estos animales. En cambio otras películas más nuevas como Buscando a Nemo, reflejan mucho mejor lo que hoy sabemos de estas especies marinas”. Un ejemplo típico de este desconocimiento sobre el riesgo asociado a la presencia de tiburones es que “en Argentina no tenemos registro de que haya habido ataques mortales. Sólo tenemos verificado un accidente de mordedura, ocurrido en la década del 50, que sucedió en la localidad de Miramar”. Y tanto Trobbiani como Irigoyen confirman que, tras miles de horas de bucear en zonas habitadas por estos animales “nunca tuvimos ningún ataque”. Lo cierto es que, según los investigadores, en la interacción entre humanos y escualos, “hoy quien corre verdadero riesgo de perder la vida, es el tiburón”.

Fuente: www.perfil.com / Enrigue Garabetyan

Nota publicada: 15 de Enero de 2017
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