La voluntad es como un músculo que puede ejercitarse
🕔 24 de Marzo de 2016Uno no puede enseñarle nada al hombre, sólo puede permitirle aprender por sí mismo.
GALILEO GALILEI
¿SABIAS QUE?:
La voluntad es como un músculo que puede ejercitarse.
Muchos de los cambios que te proponés en la vida se frustran por no tener suficiente fuerza de voluntad. Todos sentimos alguna vez a nuestra voluntad fallar, controlando alguna cosa, pero sobrepasada y dejando sin control otra. Comprender tus límites biológicos sobre cómo ejercitar tu voluntad, para tener cierto autocontrol, es un paso importante en cualquiera de las estrategias que quieras emplear cada vez que desees cambiar algo.
Una forma simple para entender cómo funciona tu voluntad es entender primero cómo y por qué perdés el control.
Experimentos realizados en la Universidad de Cornell, de Nueva York, que luego repitieron otros científicos y llegaron los mismos resultados, encontraron que las personas que creen tener más voluntad para hacer o no hacer algo, son aquellas que, al ser tentadas, pierden el control con más facilidad. Por ejemplo, fumadores que son optimistas en su habilidad para dejar definitivamente de fumar son los que tienen más posibilidades de volver a fumar cuatro meses luego de haber dejado. Los que hacen dieta y creen poder bajar muchos kilos son los que menos bajan. Estas personas fallan en predecir cuándo, dónde y por qué se darán por vencidos. Se exponen a más tentaciones, como salir con otros fumadores o dejar tortas y chocolates en sus cocinas
El mismo estudio sugiere que aquellas personas que llevan un mejor control sobre su atención, sus emociones y acciones, son más felices, saludables, y sus relaciones les brindan más satisfacciones y son más duraderas. Además ganan más plata y llegan más lejos en sus carreras, manejan mejor el estrés, el conflicto, y se sobreponen más rápido de la adversidad. Hasta viven más años.
Además, la fuerza de voluntad es el mejor predictor del éxito académico, incluso más que la inteligencia IQ, y un determinante mucho más fuerte de liderazgo que el carisma.
La mejor forma fisiológica de medir cuán exitoso podés ser es lo que se conoce como variabilidad del ritmo cardíaco.
Las personas con mayor variabilidad del ritmo cardíaco, ya sea por genética o porque aprendieron a hacerlo, son mejores para ignorar distracciones, posponer las gratificaciones y manejar situaciones de mucho estrés.
Además, estas personas se rinden menos frente a las dificultades o cuando fracasan y reciben críticas. La variabilidad del ritmo cardíaco es entonces una especie de reserva de la fuerza de voluntad, por ende, de cierto autocontrol. Los factores que influyen directamente con esta reserva van desde lo que comemos hasta el lugar donde vivimos. Como te podés imaginar, la comida chatarra y un aire con mucha polución bajan la variabilidad del ritmo cardíaco, o sea, baja la reserva de voluntad. Cualquier cosa que estrese tu mente o tu cuerpo interfiere con la fisiología de tu voluntad y así controlás menos: ansiedad, enojo, depresión, soledad, dolor crónico, enfermedades.
Para aumentar la variabilidad del ritmo cardíaco, y por ende tu fuerza de voluntad, todo lo que tenga que ver con reducir el estrés y cuidar tu salud cuenta. Chocolate por la noticia. Ejercicio físico, dormir bien, comer mejor, pasar tiempo de calidad con amigos y familia. ¿Quién no lo sabe?
Lo que quizáNO SEPASes que la técnica más comprobada que aumenta la variabilidad del ritmo cardíaco —o sea, tu voluntad— es lameditación. Además de mejorar todas tus habilidades de voluntad y autocontrol, esta práctica mejora tu poder de atención, foco, manejo del estrés y el controlar los impulsos. Reduce tu estrés y le enseña a tu mente cómo actuar frente a distracciones internas como preocupaciones, ansias, deseos y tentaciones externas (sonidos, olores, cosas que ves). A diferencia de lo que creemos la mayoría de los occidentales, la meditación no se trata de eliminar tus pensamientos sino de aprender a no estar tan perdidos en ellos, lo cual hace que muchas veces te olvides de tus objetivos.
Del libro “En Cambio” de ESTANISLAO BACHRACH.
Colaboró : Eugenia Alonso