El cultivo de la frambuesa ( Parte IV)

🕔 14 de Febrero de 2016

8. PLAGAS

8.1. ÁFIDOS O PULGONES.

Aparecen sobre los brotes tiernos colonizando el envés de las hojas apicales que se arrollan como consecuencia de las picaduras. Sus daños directos no son importantes pero pueden ser portadores de numerosas virosis. Destaca Amphorophorarubi, pequeño áfido de 3 mm de longitud y color verde amarillento. Su control es posible mediante pulverizaciones a base de sulfato de nicotina y la utilización de insecticidas sistémicos como Thiodam, Systox, etc. Se ha observado que las plantas más vigorosas son menos atacadas por lo áfidos, probablemente porque los brotes más suculentos y lozanos no son apetecidos; por ello, todas las prácticas culturales capaces de promover una vegetación vigorosa constituyen un buen método de lucha preventiva. También se pueden emplear trampas cromáticas amarillas.

8.2. AGALLAS DEL TALLO.

Están provocadas por la larva de un insecto cecidómico, Lasiopterarubi. Cada larva forma una agalla y permanece en su interior hasta la primavera siguiente; la nudosidad que se forma obstaculiza el flujo de savia y el tallo deja de fructificar. Para su control basta con realizar una poda invernal de los rebrotes afectados si la agalla está en posición basal, o bien cortarlo por debajo de la nudosidad si ésta se encuentra en posición apical. Los ramos afectados deben ser quemados.

8.3. DESCORTEZAMIENTO DEL TALLO.

Las larvas del insecto Thomasinianatheobaldi provoca excoriaciones y manchas violáceas en la corteza de los brotes. La corteza se agrieta y las zonas expuestas son vía para el ataque de numerosos hongos (Verticilium, Fusarium, etc.). Como lucha se aconseja tratar el suelo con insecticidas tipo Aldrín, en el mes de abril, cuando van a aparecer los adultos de la primera generación, ya que es en el suelo donde las larvas adultas realizan un pequeño capullo, de donde emergen más tarde los adultos.

8.4. ANTÓNOMO DE LAS FLORES.

Es un pequeño coleóptero curculiónido de color negro que daña las flores del frambueso, ya que corta su pedúnculo y pone los huevos dentro de los botones florales. La larva se desarrolla en el interior de la yema floral, alimentándose de sus tejidos. Generalmente los tratamientos empleados son los mismos que para combatir los gusanos del fruto.

8.5. GUSANOS DE LOS FRUTOS.

Los coleópteros Byturustomentosus y Byturusfumatus ocasionan graves daños en los frutos, haciéndolos no comercializables. Los adultos ponen un solo huevo por flor de donde emergen unas larvas amarillentas y pelosas que se nutre del receptáculo del fruto, perforándolo con numerosas galerías. También se alimentan de algunos frutos antes de su maduración. La lucha debe realizarse antes de que los adultos pongan sus huevos, a finales de abril, cuando los botones florales están todavía cerrados. Se pueden emplear productos a base de Servín, Diazinon o Guthion.

 

9. ENFERMEDADES

9.1. CHANCRO DEL TALLO.

Es una enfermedad causada por el hongo Didymellaapplanata que puede provocar graves daños en los frambuesos. La enfermedad comienza a manifestarse en los rebrotes jóvenes hacia junio-julio, en torno a las yemas, en la zona del nudo, se observan manchas violáceas que poco a poco se alargan, mientras que las hojas se amarillean y caen dejando el pedúnculo unido al tallo. Los ramos del fruto que han sufrido el ataque al año siguiente son débiles, con brotes basales amarillos y poco desarrollados, que frecuentemente se secan antes de florecer. Para su control se recurre a la lucha química mediante tratamientos con polisulfuro de bario durante el invierno y con Captan cuando las flores están en botón durante el periodo de actividad vegetativa.

9.2. ROYA.

En los climas de atmósfera húmeda pueden verse las hojas salpicadas por unas pústulas causadas por el endoparásito Phragmidiumrubiidaei, que puede provocar la caída de la hoja y la desecación de la flor y del fruto. La enfermedad es conocida por roya, la cual debe prevenirse al menor síntoma a base de caldo bordelés un tanto débil, o por medio de criptogamicidas de síntesis orgánica.

9.3. VERTICILOSIS.

Esta enfermedad provocada por Verticilliumalboatrum ataca preferentemente al frambueso negro, pero también resulta perjudicial para el rojo. El parásito vive en el terreno y ataca provocando marchitez debida a la oclusión del sistema vascular de la plata por la parte del micelio del hongo. Se manifiesta en aquellas plantaciones de frambuesos precedidas de cultivos hortícolas, de cerezo o de albaricoquero que han sufrido esta enfermedad. Las plantas afectadas dejan de crecer, las hojas se marchitan y amarillean o se vuelven de color oscuro. El tallo de los brotes jóvenes se vuelve de color azul oscuro. No se conoce método de lucha eficaz pero se puede recurrir a la lucha preventiva, con fumigaciones del suelo antes de la plantación utilizando productos a base de Vapam, Cloropicrina o Metilbromida.

9.4. PODREDUMBRE GRIS DE LOS FRUTOS.

El agente de esta enfermedad es Botrytiscinerea que encuentra las condiciones ideales de desarrollo en ambientes húmedos. En la época de la maduración se manifiesta una pequeña mancha blancoamarillenta sobre el fruto; en poco tiempo el moho se extiende a todo el fruto y contamina también a los vecinos. En la recolección es preciso descartar los frutos afectados, ya que si se ponen en contacto con los sanos pueden infectarlos. Para su control se puede emplear Captan siempre respetando los plazos de seguridad dados por el fabricante.

9.5. CHANCRO DE LAS RAÍCES.

Es una enfermedad bacteriana que causa sobre las raíces (Agrobacteriumtumefaciens) o en el cuello (Agrobacteriumrubi) gruesas excrecencias agalliformes, que a veces superan las dimensiones de la nuez. Los daños pueden ser notables ya se obstaculiza la circulación de la savia en la planta, provocando su muerte o bien permanecer débiles y escasamente productivas. El agente patógeno penetra en los tejidos de la planta a través de heridas. Para su control hay que eliminar aquellas plantas de vivero con síntomas evidentes y podar y quemar aquellas partes infectadas que se encuentren en las plantas adultas, desinfectando las tijeras después de cada corte con una solución acuosa al 10% de lejía común.

 

10. RECOLECCIÓN

Los frutos del frambueso se recogen cuando están bien maduros y han perdido toda su acidez. La frambuesa debe tener una coloración brillante, así como una discreta consistencia de la pulpa; si esta es demasiada blanda debe eliminarse. En el momento justo de su maduración la frambuesa se separa fácilmente del receptáculo. Dado el escalonamiento de la maduración, la recolección se realiza en diversas pasadas con un turno de 3-4 días.

Para la recolección de las frambuesas de mesa hay que tener cuidado de no estropear los frutos. Para ello se llevan al campo cestillos con tapa, capaces de contener medio kilogramo y el operario dobla la rama del fruto hacia la cesta colocada en el suelo, corta con las tijeras los frutos dejando un poco de rabillo y los hace caer directamente en el cesto.

Los frutos destinados a la industria se recogen también maduros, aunque la recolección suele ser mecánica. Las máquinas empleadas son de grandes dimensiones, trabajan a caballo de las hileras y exigen la presencia de 5-6 personas, de las que dos se dedican a la conducción de la máquina y las otras a la selección de los frutos. La hilera se peina por medio de dos altos rulos cilíndricos provistos de largos dientes metálicos que sacuden los tallos haciendo caer los frutos maduros sobre una plataforma retráctil. Mediante chorros de aire se eliminan las hojas y cuerpos extraños y los frutos llegan limpios a una larga lona móvil donde se realiza la selección final.

Una plantación de frambuesa empieza a dar frutos con normalidad a los tres años, obteniéndose unos rendimientos medios que oscilan entre los 40-70 kg por área.

 

11. BIBLIOGRAFÍA

CHILDERS, N.F. 1982. fruticultura Moderna. Cultivo de frutales y arbustos frutales. Ed. Hemisferio Sur. Montevideo. Uruguay. 982 pp.

JUSCAFRESA, B. 1986. Árboles frutales. cultivo y explotación comercial. Ed. Aedos. Barcelona. 381 pp.

PAGLIETTA, R. 1986. El frambueso. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 131 pp.

RIGAU, A. 1979. Cultivo de los frutales. Tomo II. Ed. Sintes, S.A. Barcelona. 126 pp.

TAMARO, D. 1987. tratado de fruticultura. Ed. G. Gili, S.A. México. 939 pp.

WESTWOOD, N.H. 1982. Fruticultura en zonas templadas. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 461 pp.

 

 

Nota publicada: 14 de Febrero de 2016
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