Feliz Dia de la Madre
🕔 18 de Octubre de 2015A las madres
Estimado lector. Me dispongo a compartirles una reflexión que ha sido abordada con muy diversos matices, en esta intento sumar un aporte a una verdad que nos involucra a todos y que es el reconocimiento a la madre y a través de ella a la familia. Señalo este comienzo con la experiencia de un nieto que escribió en su muro de una red social, debajo de una foto de su abuela: “Esta es una razón por lo que vale la pena vivir”.
Lo hijos vienen a la vida presintiendo que entran a un mundo agresivo, su llanto es un desgarro que surge de su incertidumbre no razonada, sólo visceral. Su piel es sensible a los embates de la luz que le muestra el costado sombrío de su entorno.
Los hijos al nacer experimentan las fuerzas que los empujan a traspasar el umbral de la finitud, para enlazar sus minúsculas manos a las miles de manos que los esperan por los rincones extraños de su tiempo.
Retoños de los pueblos que multiplican miradas, gestos y hazañas destinadas a ser una porción pasional de la vida. Este nuevo episodio humano que se alza sin nombre, es un nuevo rostro con un corazón temblando, con la sangre que impulsa cada centímetro de sus músculos y los nervios que vigilan cada movimiento.
En ese momento el ambiente logra un clima de tensa espera, de miedos escondidos, de sensaciones enfrentadas y, aún en la más dura soledad, viene la vida de un niño en las alas de la maternidad.
Mujer, eres la que proteges sobre tu pecho la fragilidad del hijo y tiemblas ante ese cuerpito que vivió es tu vientre. Mujeres, matronas de una naturaleza que las doto del don de multiplicar los pueblos. Madres son tus brazos, tu sonrisa, tus ojos insondables que no dejan insinuar otra cosa que no sea el amor por el que entregan a la vida.
Mujer… conmueves con tu misterio, eres el cosmos en cada átomo de tu cuerpo. Predestinada, por la obra de tu seno, a continuar el camino de la vida, integrada a la matriz de la madre tierra.
La maternidad consentida en el amor, deseada, esperada con paciencia y ansiedad, ha sido el motor de la vida humana en todos los tiempos, por esa misma maternidad muchas mujeres han sido capaces de soportar todo tipo de atrocidades, otras han estado dispuestas a pelear por sus derechos bajo la cruz del silencio y soledad, según las regiones del planeta donde hubiesen nacido. También vemos que hay maternidades surgidas en dolorosas circunstancias, al punto del rechazo del embarazo no deseado. Por esto tenemos que ratificar que “nadie tiene derecho a hacer sufrir a otra persona”, mucho menos a una mujer madre.
Por las variadas causas que descubrimos en las sociedades de todos los tiempos vemos en el anonimato a mujeres que luchan frente al desamparo, son las otras madres, las madres del corazón. Muchas veces, son madres de los propios y los ajenos que saben compartir la vida y el pan. Se convierten en madres que sacan coraje, que toman las decisiones, que buscan sembrar la esperanza en corazones que sufren orfandad.
Sumo con usted, amable lector, un homenaje a todas las madres, dándoles gracias por cargar con tan noble misión. Y que nuestra humilde oración sea un reconocimiento por todas las madres que ya no están.
Juan Opazo Gallegos
Agradecida de tan noble reflexión, de la mujer más amada por todos los pueblos y naciones de muchas generaciones, por el amor que solo ellas son capaces de dar y compartir. Me adhiero a vuestro reconocimiento a aquellas que nos dieron a luz en esta vida. Gracias.