Una amistad inquebrantable
🕔 02 de Septiembre de 2015Una amistad inquebrantable
Para comprender la vida de los grandes personajes de la Historia es conveniente tomar algún aspecto de sus vidas, datos que nos permitan entender las motivaciones profundas de su existencia. Con esto podremos acercarnos a lo más humano y cercano de sus personas. Lo que para el hombre común, que se desenvuelve entre sueños y fracasos, puede convertirse en una noticia alentadora al situarlos entre sus avatares cotidianos.
El año 1920 llegó a la ciudad de Temuco, Chile, Gabriela Mistral con el cargo de Directora del liceo de Niñas. Su tarea no la limitó y mantuvo una gran actividad social, de compromiso con la gente y su desarrollo literario.
En esa misma época vivía en Temuco un joven poeta, dirigente estudiantil y redactor de revistas, Ricardo Neftalí Reyes Basoalto. El describe en sus Memorias años más tarde, “Confieso que he vivido: “Por esos tiempos llegó a Temuco una señora alta, con vestidos muy largos y zapatos de taco bajo. Era la nueva directora del liceo de niñas. Venia de nuestra ciudad austral, de las nieves de Magallanes. Se llamaba Gabriela Mistral.”
“Yo la miraba pasar por las calles de mi pueblo con sus ropones talares, y le tenia miedo. Pero, cuando me llevaron a visitarla la encontré buenamoza”
“Yo era demasiado joven para ser su amigo, y demasiado tímido y ensimismado. La vi pocas veces. Lo bastante para que cada vez saliera con algunos libros que me regalaba”.
Los intentos de contacto del niño flaco, según cuenta Laura Roding, secretaria de Gabriela, fueron insistentes, hasta que logro que leyera sus poemas.
“Una vez transcurrido el tiempo, el muchacho golpeó de nuevo a la puerta. Vio frente a él a la mujer que personificaba la poesía. Se inclinó en una venia profunda, que no acostumbraba. Ella descendió de su trono invisible. Lo trato como una mamá cariñosa. Le dijo:
--Me he arreglado para recibirlo. Estaba enferma. Pero me puse a leer sus versos y me he mejorado, porque tengo la seguridad de que aquí sí que hay un poeta de verdad. —Luego agregó --: Una afirmación de esta naturaleza no la he hecho nunca antes”. (*)
Ahí nació una amistad inquebrantable. Una relación que pasado el tiempo tuvo manifestaciones de probidad entre Gabriela Mistral y, quien más tarde asumió el nombre literario de, Pablo Neruda. No fue sólo el hecho de ser dos poetas, sino esa amistad demostró la más autentica protección del uno por el otro.
Pasado el tiempo se fueron borrando la diferencia de edad. Ambos compartieron en España un servicio como cónsules. Mantuvieron correspondencia y Pablo Neruda atesoraba los manuscritos que le habían hecho llegar de Gabriela.
En la época en que el Gobierno de González Videla perseguía a Neruda, le prohibió a Gabriela que lo recibiera en el consulado, y ella se lo cuenta una amiga. “Me prohibieron desde allá recibir en el consulado a Neruda. ¡Qué poco me conocen! Me hubiera muerto cerrándole la puerta de mi casa al amigo, al más grande poeta del habla hispana, y, por último, a un chileno perseguido. Yo fui perseguida. ¡Y cómo! También fui echada de revistas y diarios.” (**)
Hay pasajes de sus vidas que están estrechamente unidos, como su poesía que transmite un compromiso con su gente, que no olvidaron sus raíces y se alimentaron del contacto permanente con la realidad en que vivían, todo era un motivo de inspiración.
Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío! G. Mistral. Piececitos
Sube a nacer conmigo, hermano. Dame la mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado. P. Neruda “Alturas de Machu Picchu”
Juan Opazo Gallegos
(*) Neruda. Volodia Teitelboim. Emece Editores
(**) Genio y figura de de Pablo Neruda. Margarita Aguirre. Ed. Eudeba
Memorias. Neruda. Confieso que he vivido. Ed. Losada.
Gabriela Mistral. Premio Nobel de Literatura en el año 1945.
Pablo Neruda. Premio Nobel de Literatura en el año 1971