Mujeres Empresarias II
🕔 10 de Agosto de 2015
Cuando alguien comienza un emprendimiento sin importar demasiado el tamaño del mismo comúnmente se le dice que es un emprendedor. Sin embargo es la mente de esa persona que ha resuelto poner riesgo a la acción y asumir las responsabilidades que eso implica. Por eso es un empresario/a.
Las personas que tienen espíritu empresarial desean no estar en relación de dependencia y esta idea recurrente es lo que las hace iniciar un negocio. Para que sea más fácil es interesante conocer las potencialidades, los desafíos, los problemas, las soluciones y los obstáculos que los emprendedores tienen y que afrontan al momento de llevar adelante su pequeña o gran empresa nos preguntamos:
¿Cuáles son los problemas más frecuentes que tienen los emprendedores?
-
La capacitación técnica y el asesoramiento.
-
El financiamiento.
-
Espacios de encuentros.
-
Generación de ideas y acciones que permita el nacimiento de nuevos emprendedores.
-
Contacto con otros emprendedores.
El proceso de decisión para crear una empresa difiere entre los hombres y las mujeres. En estas últimas en particular tanto el nivel educativo o las responsabilidades familiares inciden en la decisión. Las mujeres se mueven más por factores de necesidad, vinculados a sus responsabilidades familiares o a su rol como fuente secundaria de ingresos. Además, en estos casos, los proyectos empresariales cuentan con un importante apoyo de su entorno más cercano, cuestión fundamental para las mujeres.
Mientras el progreso social y económico ha llevado a incrementar la presencia femenina en el mercado laboral, aún siguen habiendo dificultades (diferencias salariales, falta de flexibilidad, etc.), sumado a las dificultades que le agrega la falta de oportunidades en el mercado laboral siendo esto un determinante al influir en las mujeres a convertirse en empresarias.
Ahora bien, algunos estudios destacan cómo, la actividad emprendedora en general, y el emprendedurismo femenino en particular, está asociado a un mayor crecimiento económico. Es evidente en las mujeres la necesidad de iniciar un proceso para aumentar su fortaleza espiritual, política, social, y económica en la sociedad, impulsando cambios positivos en las comunidades dónde viven.
Cra. Ofelia B. Campoamor