Voluntariado
🕔 04 de Agosto de 2015Cuando fui a la secundaria, allá lejos y hace tiempo, entre los conceptos que aprendí en clases de Educación Física me quedó grabado un término usado en el basquetbol: pivote. Consiste en un movimiento de giro del cuerpo, moviendo un pie en una o varias direcciones mientras que el otro (pie de pivote) se mantiene sobre un punto en contacto con la cancha. Aunque aquí no usare el sentido de esta expresión para esquivar a ningún oponente, sino para asumir una reflexión a partir de unos conceptos aportados por dos grandes personas.
Cito “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. Albert Einstein (1879-1955)
¿De que habla Einstein?
De la voluntad como la “fuerza motriz”, deducimos sin mucho esfuerzo. Y hablamos de la capacidad conciente que tenemos los seres humanos para realizar algo, de querer o poder. Enfrentando todo lo adverso que se presenta en la vida, consciente de que somos capaces de dirigir nuestras propias energías, como parte de nuestra personalidad.
Esa fuerza puede asomarse espontáneamente, como cuando estamos animados o motivados para realizar alguna actividad que requiera de nuestro empuje.
Nuestra voluntad se puede poner a pruebas ante un desafío propuesto, otros, en el deporte, en el trabajo, en cualquier tarea que requiera un fuerte compromiso o en campo de desarrollo personal
Enfrentando esa fuerza autónoma, en el corazón o en la mente de las personas, pueden presentarse los desánimos, la pereza, las frivolidades, los aguijoneos de las dificultades, los bajones, las desesperanzas... que suman desaliento a nuestra marcha.
Cito: “Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos.” Mahatma Gandhi (1869-1948)
Superando lo que nos pasa individualmente podemos hacernos parte responsable de los demás, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos.
Ese precioso terreno, siempre virgen para recibir una semilla, se llama VOLUNTARIADO. Este es un concepto conocido, que cuenta con grandes experiencias en el ámbito social, religioso, institucional, universitario, en el campo de la salud... que rescata la idea “podemos hacer algo juntos”.
El voluntariado convierte a las personas en una herramienta eficaz, en autores del crecimiento de los demás. Hay muchos caminos ya trazados, muchos lo han recorrido y testificado con su renuncia a los intereses personales.
Todo voluntariado favorece el bienestar o el desarrollo de los demás.
Los que valoran su capacidad personal de ofrendarse, y se unen a la trama de servicio y solidaridad de otros, serán actores de transformación social.
Volviendo al pivote. Podemos imaginar que el pie puesto en un punto fijo y fuerte es mi voluntad. El movimiento, que marca mi posición inteligente, que muestra la habilidad de direccionar el juego protegiendo la pelota, es la operación que permite mirar hacia los demás. A ser protagonista de un juego de equipo sin perder la riqueza de mi individualidad.
Las consecuencias de todas nuestras acciones, como cada árbol que se conoce por sus frutos, serán frutos de una persona libre que antepone el bien de los demás por sobre su bien personal.
¿Idealismo? No. Porque en nuestra ciudad hay instituciones respetables que se sostiene por el trabajo voluntario de muchas personas. Considero que como propuesta sería hacer tu propio listado con los nombres de todos los lugares en que se pueden expresar el trabajo de voluntarios y los nombres de personas identificadas con este espíritu de solidaridad.
Juan Opazo Gallegos