Pensar el Bien Común para nuestra felicidad.

Pensar el Bien Común para nuestra felicidad.

Recorriendo las calles de nuestro pueblo, mas de una vez me he sentido molesto por cuestiones simples, como un vehiculo atravesado en una vereda o algún montón de escombros que obstruyen el paso. O, en otras circunstancias, fastidiado con lo poco cuidadoso que son algunas personas con los reglamentos del transito y, más de una vez, me he quedado impresionado como un conductor lleva a un bebe en sus brazos mientras maneja. Una suma de estas experiencias me borbotean interrogantes sobre nuestra vida diaria, sobre nuestra convivencia social.

Hoy me he preguntado cómo tendríamos que dinamizar o armonizar los comportamientos personales y sociales. Cómo hacer para contribuir a una convivencia mejor.

Repasando algunas generalidades he examinado que hay necesidad de plantar algunos conceptos, posiblemente ya conocidos por los lectores, pero que han hecho historia y que en nuestro tiempo también nos ofrecen la posibilidad de redescubrirlos y pensarlos para la comunidad en que vivimos.

Esta propuesta es acerca del Bien Común. Merecidamente, el bien de todos. Sin resignar la responsabilidad que tenemos sobre nosotros mismos. Digamos el bien de todos y que incluye a todos.

Este concepto nos exige aterrizarlo en el lugar donde vivimos, trabajamos, nos recreamos o estamos de paso. En la cosa de todos los días y acontecimientos extraordinarios.

 Pensar el Bien es un llamado a reconsiderar nuestra felicidad, a tener comportamientos que colaboren en el Bienestar de los demás. Lo que nos exige estar atento a todo lo que nos aparte de este camino ético y estético de nuestras relaciones humanas. Es lindo lo que se escucha decir de alguien: “Esta es una buena persona”. Y pega muy bien cuando se repite “Esta es una buena ciudad”, o este “lugar es tranquilo”.

 Las personas, con nuestras diversas capacidades, podemos crecer integralmente y lograr armonía con la sociedad. Poniendo nuestra confianza en la humanidad, lograremos desarrollarnos, generar nuevas realidades y beneficios para todos.

 Como contrapartida de nuestros deseos de ser con los otros, tenemos muchas gentes que no quieren reconocer que forman parte de una totalidad y creen que pueden vivir sin los demás y aún a costa de ellos.

Las personas luchan por sus derechos y olvidan sus deberes, cuando los deberes deberían estar en primer lugar, porque solamente el que cumple con sus obligaciones puede pretender tener derechos.

 Este último párrafo parece duro, pero es una verdad repetida y amplificada por los medios de comunicación contemporáneos. Sin embargo escribo porque tengo confianza y esperanza que trabajando lograremos dejar las cosas mejor que el día que vinimos a este mundo.

                                                                                              Juan Opazo Gallegos.